El té y el mapa

El té y el mapa

El año pasado estuve viajando por Europa. Una tarde estando en Roma, en la Plaza de España, tomando una taza de té con el mapa entre las manos me vino una idea. Desplegué el plano de esa bella capital para consultarlo y seguir un camino, una orientación parcial ya que Roma es mucha ciudad. Es un gran monumento, mucha historia, belleza y arte. Un gran pasado y presente donde se pierde uno si no lleva ese mapa que suelen darnos en los viajes y que al termino de los mismos ya no nos sirve por lo viejo y lo arrugado que el pobre se encuentra. Pero como todo en la vida a cumplido su cometido, con sus marcas y sus huellas imborrables, como le pasa al ser humano al nacer.

Siempre he oído decir: venimos a este mundo sin nada. Pero no es cierto, cada uno trae su propia fuerza, energía y tiempo... Cuando nacemos es nuestro primer viaje y venimos también con un mapa, que no podemos prestar, ni vender y menos copiar. Nos acompaña a todos y en cada uno de nuestros recorridos. No lo dejamos nunca olvidado por muy estropeado que se encuentre y con el tiempo, aunque no lo queramos, nos lo arrebata la vida. Así de simple. Sólo lo podemos dejar ver, acariciar, besar... y no podemos vivir sin su protección ya que envuelve todo nuestro ser. Nuestra piel es nuestro mapa, tiene su contenido, sus cicatrices, sus rayas y sus marcas. Al nacer es lisa, limpia, nueva. Al final del viaje se nos queda como el mapa de papel, algo estropeado......

Pero hemos visto y aprendido...¿Aprendido? Sí, lo importante que es el tiempo de este viaje llegando a la madurez. A veces los caminos nos conducen sin apenas darnos cuenta al encuentro de personas lugares, y situaciones que nos brindan momentos felices y otras nos pueden hacer caer en una trampa si no prestamos atención a los mensajes del recorrido. Una máxima dice: el tiempo y yo. A cierta edad miramos el mapa de nuestra vida, lo recorremos serenos, con ganas, reflexionando, sonrientes o no, pero nos damos cuenta que ese tiempo nos ha servido para algo importante, para vivir nuestro momento.

No es todo visitar bellos caminos sino aprovechar su recorrido al máximo, ser peregrino, ciudadano del mundo, recorrer el sendero de la vida con ilusión, pasión, con amor hacia los demás. No hace falta saber donde esta el tesoro, hace falta sacarlo a la luz y compartirlo. Sentirse bien con uno mismo e ir tachando años en el mapa interno de nuestra vida. Así no notaremos nuestras arrugas, ni las marcas, ni los pliegues.... Amigos al final del trayecto se obtiene lo que se piensa, lo que se dice lo que se desea y lo que se siembra. En el viaje de la vida no todos tenemos, ni corremos la misma suerte aunque todos tengamos el mismo fin. Como ven, amigos de Internet, mi vida es una constante y apasionada búsqueda desde este camino que el mapa me brinda y vive Dios que no es una trampa, sino un gran tesoro.

En esta oportunidad, enviamos nuestras energías a Eddie Aichi y su esposa Simone, amigos de antaño, que nos encontramos de nuevo en el camino... cuarenta años después a través de Internet en su residencia de Brujas y a mi buena amiga y mejor persona, Paloma Gómez Borrero, embajadora de paz y concordia que saludamos en Roma.

1963

2003

Las Palmas de Gran Canaria a 15 de Octubre de 2004