EL TE DE NAVIDAD EN LANZAROTE
Un silencio relajante me rodea. Solo lo rompe el latido del volcán. Vivo unida al magma
porque de él procedo, rodeada de lava, de energía, de volcanes en activo desde hace más de doscientos
años en el Parque Nacional de Timanfaya. Las personas que me visitan se quedan con la mirada fija en las
llamas que les atraen. Captan toda la belleza de un paisaje árido que sirve como elemento referente para tomar
consciencia de la falta de vegetación en el planeta. Conocer y conservar la isla, reserva de la Biosfera desde 1993
por los altos valores naturales que contiene, es un deber.
En 1312 un atrevido navegante genovés llamado Lancelotto Malocello arribó a la isla a la que luego darían su nombre.
En Lanzarote todo sorprende. La gama de colores de la tierra, su luz, su fuerza, su fuego, su mar, su Geria, su gente.
Para los isleños que viven aquí y la aman, este es su particular paraíso.
Este té de Navidad pretende ser una vez más plataforma para todas las iniciativas a favor de la Madre Tierra ya que todos dependéis de ella.
Se alzan voces clamando por la preservación de vuestro medio ambiente pero aún son pocas. Vuestra supervivencia va ligada al mundo vegetal. La mía no.
Es vital respetar, proteger y conservar los recursos naturales que van quedando y plantar árboles. ¿Cuántos bosques sobreviven a la mano del hombre…?
En un afán de poder y ambición os permitís talar miles de hectáreas de selva sin control o quemar árboles y monte bajo con sus consecuencias para el
hábitat de muchas especies de animales y la vuestra propia. Casi un tercio de la humanidad sufre la deforestación; dentro de cincuenta años si seguís así
¿qué os quedará? Será solo un recuerdo… Ojalá que no. Sin verde no viviríais, así de sencillo. Un árbol se tala en diez minutos pero tarda muchos años
en crecer y dar fruto, vida.
La Naturaleza es fecunda sin la necesidad del hombre y su tecnología. Ella se encarga de esparcir la semilla, de reciclar y de alimentarse a sí misma.
Ahí está su equilibrio.
El hombre “inteligente,” hace lo contrario. Contamina todo, cada vez más y apenas recicla. Este problema de hoy traerá más problemas en el futuro.
¿Los humanos sois conscientes de vuestra pequeñez? Tropezáis dos veces con la misma piedra y no aprendéis, cuando la clave de la vida es sentirse siempre aprendiz.
Disfruten del té, la familia, los amigos, el mar, los árboles, las flores, en suma, de vuestra existencia ya que, al final, lo que os va a sobrar son los bienes y os
restará tiempo. No olviden ser sembradores de paz y conocimiento ya que, por desgracia, habéis plantado semillas de “minas de racimo” que traen destrucción y nefastas
consecuencias. El mejor regalo para vuestros hijos es que compartan sus juegos con la Naturaleza, la unión con ella les hará conocerla, valorarla y respetarla,
creando una consciencia ecológica.
Yo, una vieja y simple piedra volcánica pretendo sacudir tu corazón por unos segundos porque sé que algo va a cambiar si hay voluntad y coraje para construir
un mundo más verde y solidario.
El marcador de este año rebosa fuerza y encanto como toda la obra de Yolanda Graziani.
Ni el éxito ni la fama han cambiado a esta insigne pintora grancanaria que cultiva la amistad como un signo de identidad.
Esta tarde de té es como el magma, tan sólido, tan vivo y cargado de energía que mandamos a mis jóvenes amigas, Elina Moustaira, Doctora en Derecho
Comparado por la Universidad de Atenas; Mila Hernández Martí, Doctora en Pediatría en Gran Canaria, y Pepa Fernández, Directora del
Programa “No es un día cualquiera” de Radio Nacional de España, Radio 1.
Un año más estos embajadores de las Islas Canarias, los marca-páginas del Té de Navidad, son una generosa aportación de la familia Romero-Pérez,
propietarios de LINCA, Litografía Insular Canaria.
Las Palmas de Gran Canaria, Navidad de 2009.