El despertador
No será así de fácil cuando el otro despertador suene, el que me avisará que ha llegado el momento de rendir cuentas, de echar la mirada atrás y hacer balance de toda una vida. Quizás vendrán los tres espíritus más conocidos, hasta diría que temidos, el del pasado, el del presente y el del futuro, como escribió Charles Dickens. Puede que me asombre de lo que hice en el pasado o puede que me asombre más aun de lo que dejé de hacer por miedo, egoísmo, falta de estímulos o mil circunstancias más. Es más doloroso arrepentirse de las cosas que se han dejado de hacer que de las cosas que se han hecho, siempre quedara la incertidumbre de lo que hubiese ocurrido en caso de actuar de otra manera. El espíritu del presente me lleva en estos momentos a la ventana, a observar las gotas de agua de lluvia de una nube de verano, resbalando por el cristal dibujando formas imposibles de describir pero fáciles de imaginar, hasta mueren en los geranios. Tal como aquellas que en mi recordada y querida Tánger me fascinaba salir al jardín para recoger en las mañanas de rocío, una a una las gotas, para luego beber las pequeñas moléculas de agua que juntaba.Era una agua limpia y pura de toda contaminación. Mi espíritu de niña inquieta, disfrutaba palpando y sintiendo la vida. Cómo ha cambiado todo! El hombre parece que ha dado un vuelco destinado a su propia desaparición, por no saber adaptarse a la Naturaleza. Pero todavía faltaba por venir el espíritu del futuro en el que me demuestra que aun hay esperanza, que la aparición de nuevos instrumentos como es Internet nos hará libres y lo debemos aprovechar para unir al hombre por el hombre, por la Tierra que le vio nacer. Espero que esta llamada a la esperanza en esta tarde de té que se transmite se expande y se vive, sirva para que sigamos oyendo la alarma de un despertador que nos avisa para el bien de todos los habitantes de este hermoso planeta y hasta que todos nos volvamos a cruzar en un punto de la red para tomar un caliente y dulce, té virtual. Hasta entonces…. Nuestras energías y mi cariño van en esta ocasión para un matrimonio muy querido, Jacob Sananes y Rosa Sangros. Las Palmas de Gran Canaria a 18 de Agosto de 2003 |